Un Legado Musical y Humano
1. Ian Curtis: El alma atormentada detrás de Joy Division
Ian Curtis, líder, cantante y compositor de la banda británica Joy Division, es recordado por su voz de barítono, sus “movimientos excéntricos en el escenario” y sus “trágicas canciones, cargadas de nostalgia, soledad y vacío”. Considerado “uno de los mejores letristas del rock y un auténtico poeta maldito”, su corta trayectoria dejó dos álbumes que son “obras maestras de un estilo de rock oscuro llamado Manchester Sound”. Estos álbumes “achicaron la distancia entre los estilos Punk y New wave y sentaron las bases de lo que hoy en día se conoce como post Punk”.
Sin embargo, detrás de su brillante futuro, Curtis batallaba con una serie de problemas personales que se reflejaron profundamente en su arte y finalmente lo llevaron a su trágico final.
2. La intrincada relación entre la vida personal de Curtis y la música de Joy Division
Los desafíos personales de Ian Curtis ejercieron una “profunda influencia en la música de Joy Division”, moldeando sus letras, sonido y presentaciones en vivo.
- Temática de las letras y estilo vocal: Las canciones de Curtis eran “depresivas y repletas de referencias literarias”, contribuyendo al sonido “oscuro e inconfundible” de la banda. Bernard Sumner, el guitarrista, lo describía como una “verdadera caja de palabras”, ya que solía llegar a las grabaciones con una bolsa llena de papeles con anotaciones y creaba las letras en el momento. A medida que su estado personal empeoraba, sus letras se volvieron “cada vez más oscuras y depresivas”. Trágicamente, sus compañeros de banda, incluyendo a Sumner y Stephen Morris, lamentaron no haber “entendido o escuchado realmente las letras de Ian hasta después de su muerte”. Fue entonces cuando se dieron cuenta de “todo lo que el líder de la banda estaba viviendo por dentro”, y Morris reconoció que esa “mente atormentada” era la suya propia. Curtis “cambió radicalmente la manera de trabajar las letras, de escribirlas y de inspirarse, estableciendo una forma de narrar acontecimientos de manera completamente personal que ayudó a definir la forma de trabajar las letras en el post-punk”. La canción “Love Will Tear Us Apart” es, para muchos, su carta de despedida.
- Manifestaciones de su enfermedad y movimientos escénicos: Sus “excéntricos movimientos en el escenario” eran, en realidad, un síntoma de “graves ataques de epilepsia” que a veces se confundían con su “epilepsy dance”, una “performa que constaba de un conjunto de movimientos espasmódicos que imitaba las convulsiones padecidas por el artista”. Estas crisis podían ocurrir en cualquier momento, incluyendo ensayos, grabaciones o conciertos, llevando a incidentes como el de un concierto donde “derribó la batería”.
- Influencias en el sonido general de la banda: Los álbumes de Joy Division, impregnados del estilo de Curtis, fueron considerados obras maestras del “Manchester Sound”. Aunque la banda tuvo sus inicios en el punk, “Ian Curtis fue el gran protagonista de la evolución hacia un sonido más reflexivo y menos punk”. El post-punk, a diferencia del punk más agresivo y político, era “más introspectivo”, hablaba de vivencias y sufrimiento personal, y estaba “muy influenciado por la literatura”, características que se alineaban con Curtis. La banda perfeccionó su técnica, con Peter Hook tocando el bajo “casi como si fuera una guitarra” y Stephen Morris con una forma “muy personal y muy distinta, muy experimental de tocar la batería”. El productor Martin Hannett fue crucial en la definición del sonido, aportando influencias del krautrock y una “obsesión con la pureza del sonido”.
- Impacto de sus problemas de salud y relaciones personales: Curtis sufría de epilepsia, efectos secundarios de medicamentos, bipolaridad anímica y una leve agorafobia. La medicación no solo no surtía efecto, sino que agravaba su situación. Las presiones de la creciente fama, el “pánico a los vuelos” y a la reacción del público ante sus crisis, y la inminente gira por Estados Unidos lo abrumaban. Llegó a comentar a una amiga que “prefería morir antes que hacer esa gira”. Su matrimonio con Deborah se deterioraba “drásticamente” debido a su infidelidad con Annik Honoré, lo que le generaba “fuertes sentimientos de culpa”. En una carta, confesó a Annik que Joy Division era una “responsabilidad inmensa” que afectaba su salud y la de las personas cercanas a él, perturbando su paz interior. A pesar de su sufrimiento, Curtis era “absolutamente reservado” y se negaba a molestar a nadie, “enmascarando perfectamente sus emociones”. Sus compañeros de banda no advirtieron nada inusual en los días previos a su muerte, lo que llevó a Peter Hook a afirmar que “Ian era su peor enemigo porque nunca quería molestar a nadie y al decirles constantemente a todos lo que querían escuchar evitó siempre que supieran lo que pensaba y lo que sufría”.
3. El trágico final y el duradero legado de Ian Curtis
La trágica y temprana muerte de Ian Curtis a los 23 años, el 18 de mayo de 1980, fue el resultado de una “confluencia de factores complejos”. Horas después de su fallecimiento, su esposa Deborah encontró su cuerpo “en la cocina de rodillas y con su cabeza de lado, el cuerpo ya sin vida de Ian Curtis con la cuerda de tender ropa alrededor de su cuello”, mientras sonaba de fondo el álbum The Idiot de Iggy Pop. En el comedor, halló una carta de despedida.
Las especulaciones sobre las razones de su suicidio abarcan desde una “profunda depresión” hasta “el peso de su enfermedad”, “el fuerte abuso de sustancias como el alcohol y el tabaco”, “la carga de la paternidad”, la “presión por su creciente fama” y la gira programada a Estados Unidos, así como los “efectos secundarios de su medicación” y los “drásticos altibajos emocionales”. Se menciona que en abril de 1980, Curtis “se emborrachó y se autolesionó con un cuchillo de cocina en un intento por quitarse la vida”, y más tarde ese mismo mes “ingirió una sobredosis de medicamentos”.
A pesar de la tragedia, el legado de Ian Curtis tuvo una “gran influencia en la conciencia sobre la salud mental”. Sus excompañeros de banda han participado en eventos y transmisiones benéficas para “homenajear la memoria de Curtis y recaudar dinero para organizaciones dedicadas a promover la salud mental”. Sumner ha enfatizado la importancia de “generar conciencia pública, especialmente entre los jóvenes”, en un país donde el suicidio es la principal causa de muerte entre los hombres menores de 45 años. Morris ha señalado que en los años 70 existía un “estigma que impedía admitir lo que uno padecía, ya que hacerlo te hacía parecer débil”, e insiste en la importancia de hablar sobre estos temas, “principalmente entre los hombres jóvenes”. Además, Morris afirmó que “el último legado de su amigo fue el hecho de que su arte terminaría ayudando a personas en todo el mundo”.
La noticia de su muerte “catapultó rápidamente a Joy Division al estrellato”. Inmediatamente después del lanzamiento de su segundo álbum, Closer, los miembros restantes de Joy Division cumplieron una promesa y cambiaron el nombre del conjunto a New Order.
Artistas y bandas como John Frusciante, Radiohead, Franz Ferdinand, The Smashing Pumpkins y U2 han “reverenciado” a Ian Curtis y Joy Division. Bono, el cantante de U2, afirmó que “sería difícil encontrar un lugar más oscuro en la música que el de Joy Division” y que para Ian Curtis “la belleza era verdad y la verdad era belleza” y que lo suyo fue “buscar ambas”. La canción “Love Will Tear Us Apart” es una de las más reconocidas de la década de los 80, llegando a la lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos según la revista Rolling Stone.
Deborah Curtis ha especulado que si Ian siguiera vivo, “se habría hartado de los conciertos, retirado de los escenarios y escrito cuando menos un gran libro de poesía”. Es innegable que Ian Curtis dejó una huella imborrable en la música y en la cultura, y como escribió Kafka, uno de sus autores favoritos, “él forma parte de nosotros aunque no volvamos a verlo nunca”.