Por Redacción de Berisso Digital Radio Revista

En la rica trama de historias que envuelven a nuestra Calle Nueva York, esa arteria vital del Barrio homónimo que alguna vez fue epicentro del mundo obrero, inmigrante y cultural del siglo XX, hay figuras que parecen surgir del mito, envueltas en la bruma de la leyenda. Una de ellas es, sin duda, Josephine Baker.

Sí, la Josephine Baker. La bailarina, cantante y actriz afroamericana que deslumbró en los años 20 en los escenarios de París, símbolo de libertad, vanguardia y lucha contra la discriminación. Un ícono que traspasó fronteras y cuyo paso por Argentina dejó una huella intensa y, quizás, también un eco sutil en nuestra ciudad.

ZUM7137780 Josephine baker, c.1930-1939 (photo); © Keystone Press Agency/ZUMA Press Wire.

Un rumor con perfume de verdad

Durante mucho tiempo, entre memorias dispersas y anécdotas transmitidas de boca en boca, se dijo que Josephine Baker estuvo en Berisso. Más precisamente, que cruzó la emblemática Calle Nueva York, tal vez luego de una cena, una visita privada, o simplemente un paseo inesperado. Algunos relatos ubican su presencia en un restaurante de la esquina de Montevideo y Génova, allá por 1948, donde habría compartido una velada con conocidos del ambiente cultural y social de la zona.

¿Fue un acto? ¿Una parada técnica camino a La Plata o Buenos Aires? ¿Un gesto espontáneo de una artista en busca de lo auténtico? No lo sabemos. Pero lo que sí podemos afirmar es que no hay mito sin chispa de verdad.

Un contexto posible

Josephine visitó Argentina en varias ocasiones. En 1929 y 1930, se presentó en los teatros más renombrados de Buenos Aires, como el Maipo y el Empire, y en el Broadway de Rosario. Su figura generó fascinación y polémica: la prensa la aplaudía y escandalizaba al mismo tiempo, mientras que su arte seducía a una sociedad que aún no terminaba de comprenderla.

Photograph by Lucien Walery (1863-1935).); © Leonard de Selva.

Pero si consideramos que en ese entonces, las grandes estrellas internacionales llegaban en barco, y que uno de los accesos naturales a Buenos Aires era justamente el puerto de Ensenada-Berisso, la posibilidad de que Baker haya pisado estas tierras, aunque fugazmente, cobra fuerza. La Calle Nueva York, con su historia de inmigrantes, sindicatos, bailes y bohemia, bien pudo ser un imán para alguien como ella, ávida de humanidad y cultura real.

Un mito que nos enriquece

Que Josephine Baker haya estado en Berisso, o al menos que el mito la haya traído hasta aquí, es un capital simbólico que debemos reivindicar. Porque la historia no siempre se escribe con documentos oficiales: muchas veces, se construye con las pasiones, los relatos y las memorias afectivas de un pueblo.

Y Berisso, ciudad de encuentro y mestizaje, merece estos relatos que la vinculan con las grandes figuras del siglo XX. Desde Onassis y Perón, hasta Tito y John O’Neill, nuestra ciudad ha sido testigo de presencias singulares. ¿Por qué no sumar a Baker a esta galería?

Un legado vivo para el turismo cultural

Hoy más que nunca, cuando la puesta en valor del Barrio Nueva York y su calle homónima se consolida como un atractivo turístico, cultural e histórico de proyección regional, contar esta historia —este mito verdadero— le da a Berisso una dimensión más rica, más universal.

Porque si alguna vez Josephine Baker cruzó la Calle Nueva York, aunque haya sido solo una vez, aunque haya sido solo un instante, esa huella ya forma parte de nuestro ADN.


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