DESNUDA, LA VERDAD
DESNUDA, LA VERDAD
El silencio se ha vuelto tan largo,
y tan espeso
me duele la lengua dentro de la boca,
mi propio aliento enclaustrado,
los frutos maduros pendiendo de mis labios por un hilo.
Pesan
Pesan
Mis vísceras revueltas – cual fiel hija del Atlántico- arden en el vórtice de mis entrañas hasta la lengua,
masticando la rabia de un desierto árido y frío,
y un destino que nunca nos llega hasta los labios.
El sabor metálico en la boca
de unas venas que van llenándose de plomo y de bríos
Y me incendian.
Lo oigo repetir palabras vanas, insustanciales, una y otra y otra vez.
El maquillado cinismo del mitómano, sus sonrisas despiadadas y exactas, la sangre que escupe en el piso, la corteza de piedra de su alma, una muesca endurecida,
seca, en el lugar donde habría debido estar su corazón, el vacío,
me escuecen los ojos.
Y de tan sólo pensarlo siento el gusto de nuestra savia derramada.
Que se derrama
Y se derrama.
Va de nuevo…
He sembrado amaneceres a la orilla del polvo de los míos …
Yo los había sembrado ya hace tiempo y ellos me han llevado y traído desde entonces.
Se me clavaron tan adentro
como si fueran una esquirla de metralla
Dándole tacto a los surcos en la piel dónde me anidan.
Llevo a cuestas 206 huesos, una cruz enorme, unas cuántas cicatrices y más de seis heridas abiertas, que a pesar de siete intentos aún no sé cómo arrancarme.
Y he escarbado la tierra
La he escarbado
no sólo con un con un dedo sino, también, con los nueve restantes;
y más
Hasta el punto ya de escarbarla con los dientes
¡Para escupir el barro en las caras de los presidentes!
He escarbado dentro mío
Tan desesperadamente como un animal que cava hasta hallar su propia madriguera.
He gritado hasta desgarrame las comisuras de los labios
y he sangrado hasta el alma…
Que se me derrama
Y se derrama.
¿Qué sería de mí si me arrancara la piel hasta la hiel; si las cicatrices profundas de este incendio, de lámparas caídas, dolores ancestrales, estelas de estrellas que me guían, no dejaran su rastro de cenizas incendiarias tras de mí?
Un campo de batalla…
Y me desangro.
Otra vez…
Quimeras
Quimeras
Nada más que quimeras.
¿Sabés?
aunque la mentira pretenda disfrazarse de verdad y la verdad esté desnuda
la verdad siempre triunfa.
Se abre paso a puño partido
golpes y machetazos.
Y bajo esa tierra fértil
que fecunda
Alimenta
emerge la vida
Y se eleva
¡eleva!
¡eleva!
Le crecen alas
Se come unas ciruelas
Atraviesa las fronteras.
Abriéndose paso entre escombros y desechos de basura…
Crece.
Pequeñas criaturas oxigenan, regeneran, crean humus desde la mierda
Se apoyan mutuamente
Crean la efímera y eterna belleza.
El micelio y el verdín
Ocupando el espacio
Sobre cicatrices profundas
– Esas han dejado en mí los demonios del averno –
me crecen y me abrazan y me visten de esperanza…
Toronjiles, hinojos, pasifloras, salvias, rudas, amor seco, romeritos, pequeñas florecillas…
La corteza, las escamas en la piel, las cicatrices en lo hondo
La traslúcida fragilidad
mi desnudez
El péndulo vital
Allí
donde abono.
No, no, otra vez…
Estoy descalza como el primer día y casi casi como un vil disparo al vuelo de las aves mil veces me vi morir…
pero no
Y preténdese prohibirle a mi boca la risa
pero no
a pesar de toda el agua salada
No
¡Que No!
Y recogemos la risa en el viento que vuela libre
Como artesano y guardián de nuestro sueño.
Y de poder sentirnos dichosos
De compartir el dolor, el pan, el amor…
Las luchas colectivas.
¡Ácaros del polvo ellos!!!
¡Malditos demonios que en vida nos entierran!
La vida…
El río
– Hace apenas unas horas
seco, re seco –
va recuperando el cauce
su empuje valeroso
Manantiales emergiendo
Tras los terremotos.
Las semillas
Embistiendo arena, arcilla, piedras, greda
se alzan hacia la luz
Florecen de maravilla.
De saber que podemos
y que se puede
ser felices en la noche más aciaga y más profunda.
Y un sueño descansa junto al río de los desposeídos.
En las rinconadas
¡La vida!
Mierda, vamos de nuevo…
La belleza brotándome en los bordes de esta luna huérfana de reflejos y sin nombre.
Así como esa imposibilidad posible para asir la exitencia entre mis manos y enarbolarla en los márgenes de las trincheras; como entretejer las tramas; hilvanar memorias, dibujar los trazos, labrar la tierra, degustar aromas, soñar profundo, abrazar despacio, amar bien fuerte, doler intenso, alzar los puños y gritar bien alto.
De saber
Del exilio
De ese peregrinar sediento
del destierro
De saltar de casa en casa
y del fuego que lo arrasa todo cuando la tiranía impone su dominio
y que se puede volver,
Y renacer
Y crecer
después de ser despojados
Desahuciados
Deshilachados
deshojados.
Y que se puede volver
Y florecer
Que las pausas
La diletancia
Pueden
Invocar la fuerza más primigenia
Las raíces primordiales
Y despertar la resistencia.
De ese peregrinar sediento
De migraciones forzadas
Escapando
Hacia ningún lado
Los cuerpos hinchados en los mares
Achicharrados sobre dunas infernales
Bajo las ruinas
el repetitivo estruendo de las bombas
Medicamentos vencidos en las vitrinas de las farmacéuticas.
La poblada en las rutas
Mate en mano
la yerba devaluada.
Las risas de los chacales
Los burócratas
Las esquirlas clavadas en los ojos de quienes miran sin ver nada
Las chinchillas sobre los hombros de señoras adineradas
Los trofeos de caza en las paredes del CEO que te explota
Un ciervo, un yaguareté, el hermano mío.
Esa exposición al mundo
Frío, árido, sin olor, sin amor.
Escalofríos.
Sus escenarios de naturaleza muerta rodeando La naturaleza viva.
Los agrotóxicos en campos de monocultivo
La abominable zafra,
los ingenios de testaferros que de esperanza dulce no tienen nada…
Una larga historia de explotación, penuria y muerte.
Centenares de tierras y vidas arrazadas.
Como si pretendieran hacernos creer que todo ha sido un accidente geográfico en esa luna que hoy no quiere revelarnos nada.
Manos despiadadas.
De ese peregrinar sediento
Hacia el útero
El hormiguero
Damasco
(Cuando el enemigo cambia de nombre).
Un páramo
Tapera
Algún oasis
Las barricadas
Nuestro horizonte.
Tal vez..
Tal vez
Porque sé que
Si liberamos a las estrellas
Danzarán alrededor de las hogueras
Reescribirán la historia
Resusitarán a los caídos en este cementerio.
Éste es un llamado,
un canto a la vida
Que es la lucha misma
De
Justa justicia
Verdad
Y libertad.
¡Nada puede pasar que nos detenga!
Porque la vida insiste en abrirse paso, incluso cuando el grito es sofocado.
Este peregrinar, repleto de dolor y de belleza, florecerá en su esencia más profunda.
Y la humanidad
en un canto colectivo desafiará la oscuridad que la rodea.
Ésta es la guerra de la vida
su canto de muerte y esperanza.
Hay sacrificios, renuncias y nuevos frutos.
Ésta es la bronca,
ruge en nuestras venas,
como el amor
la insurrección.
Los puños en alto
Desnuda
La verdad.
– Cori Piccirilli – 






fuente: https://www.facebook.com/PensamientosAnarquistasScarlatta