Ciencia Ficción Audiovisual en Argentina

1. La “No Existencia” y la Realidad de un Género en Construcción

Históricamente, la ciencia ficción en Argentina ha sido objeto de debate sobre su existencia y consolidación. En 1978, el periodista y escritor Elvio Gandolfo afirmó polémicamente que la ciencia ficción en Argentina “no existía”, aclarando luego que lo que faltaba era una tradición y, crucialmente, una “industria editorial ni cinematográfica para incentivar una producción de este calibre ni tampoco hay un mercado interno” (Fuente 1).

Sin embargo, las fuentes demuestran que, a pesar de estas limitaciones industriales, la ciencia ficción audiovisual argentina ha trazado un “camino recorrido” que ha tenido que ser “buscado con lupa de relojero” (Fuente 1, Fuente 2). Este camino revela una rica historia de producciones innovadoras que, aunque a menudo hibridadas con otros géneros, han dejado una huella significativa y han desafiado la percepción inicial de una “no existencia” (Fuente 2).

2. Primeras Manifestaciones y Elementos Fundacionales (Pre-1965)

Aunque el concepto de “ciencia ficción” en el cine se acuñó en 1926 (Fuente 1), el audiovisual argentino ya incorporaba elementos afines mucho antes:

  • Ciencia y Experimentación en el Terror: Películas de terror pioneras introdujeron temas científicos y médicos.
  • “Una luz en la ventana” (Manuel Romero, 1942): Considerada la primera película de terror significativa en Argentina, su trama involucra la “ciencia, la medicina, la experimentación para revertir la acromegalia” de un personaje, mezclando el terror con lo fantástico y la comedia (Fuente 1, Fuente 2).
  • “El hombre bestia” (Camilo Zacarías Soprani, 1934): Calificada como “la primera de todas las primeras películas de terror hechas en Argentina”, incluye un “científico que experimenta con un hombre cuyos efectos tienen un impacto directo en la gente circundante” (Fuente 1, Fuente 2).
  • Otras películas como “El hombre que amé” (Alberto de Zavalía, 1947) y “El extraño caso del hombre y la bestia” (Mario Sofichi, 1951) también presentan elementos fantásticos o científicos (Fuente 1, Fuente 2).
  • Comedia con Elementos Sci-Fi:”El satélite chiflado” (Julio Saraceni, 1956): Esta “farsa”, protagonizada por “Los cinco grandes del buen humor”, “ya muestra un viaje al espacio, un cohete”, aunque de manera rudimentaria, demostrando la incursión temprana en la comedia con elementos de ciencia ficción (Fuente 1, Fuente 2).

3. El Surgimiento del Género “Puro” y las Obras Clave

La década de 1960 marcó un punto de inflexión con producciones que se acercaron más directamente al género:

  • “Extraña Invasión” (Emilio Vieira, 1965): Es considerada el “primer registro puro y duro del género” en Argentina. Fue una producción de bajo presupuesto rodada en inglés y pensada para el mercado internacional, especialmente el estadounidense, lo que subraya una temprana ambición de trascender las fronteras locales (Fuente 1, Fuente 2).
  • “Invasión” (Hugo Santiago, 1969): Esta película es una obra “experimental de vanguardia, una fusión de géneros” donde conviven “el drama político, el policial negro delante de una atmósfera enrarecida propia de la ciencia ficción” (Fuente 1). Se enmarca en el “Nuevo Cine argentino” y se destacó por alejarse de la “artificialidad de los estudios” (Fuente 1, Fuente 2).
  • Su argumento original, coescrito por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, presenta una ciudad ficticia (“Aquilea”, que es Buenos Aires) sitiada por invasores desconocidos y una resistencia secreta que lucha “sin ninguna esperanza de vencer”. Esta premisa ambigua es de una “brillantez descomunal” y adaptable a “cualquier tipo de situación o panorama político” (Fuente 1, Fuente 2).
  • A pesar de no tener éxito inicial, fue revalorizada con el tiempo, alcanzando el segundo lugar en una encuesta de las mejores películas del cine argentino de todos los tiempos en 2022 (Fuente 1, Fuente 2).

4. Temáticas Profundas y Estilos Distintivos

La ciencia ficción argentina se ha caracterizado por ir más allá del mero entretenimiento, utilizándose como vehículo para la reflexión y la crítica:

  • Crítica Social y Filosofía:”Hombre mirando al sudeste” (Eliseo Subiela, 1986): Es descrita como una película “muy especial, muy particular, poética, filosófica, metafísica, con aires surrealistas, profundamente crítica” (Fuente 1). La ambivalencia sobre si el protagonista es un extraterrestre o un enfermo mental sirve para criticar una sociedad “desigual e inhumana” y la medicina vinculada a la salud mental (Fuente 1, Fuente 2). El protagonista es un “mensajero” que visibiliza las problemáticas sociales (Fuente 1).
  • “Cipayos, la tercera invasión” (Jorge Cocia, 1989): Utiliza la ucronía (una hipotética tercera invasión inglesa) para “reflexionar sobre historia, cultura, política, medios de comunicación y colonialismo” (Fuente 1, Fuente 2).
  • “La sonámbula, Recuerdos del Futuro” (Fernando Spinner, 1998): Aborda la “pérdida de la memoria histórica como instrumento de manipulación estatal”, tema relevante en la Argentina post-dictadura (Fuente 1, Fuente 2).
  • “Moebius” (Gustavo Mosquera R., 1996): Es una obra de “alto nivel de complejidad tanto argumental referido a lo simbólico y a lo filosófico” (Fuente 1, Fuente 2).
  • Futuros Distópicos y Consecuencias de la Ciencia:”Lo que vendrá” (Gustavo Mosquera R., 1988): Presenta una “película futurista distópica con una atmósfera opresiva y extraña” (Fuente 1, Fuente 2).
  • “Fase 7” (Nicolás Goldbart, 2010): Mostró la expansión de un virus global y la cuarentena, siendo un “presagio” de la pandemia de COVID-19 (Fuente 1, Fuente 2).
  • “Los últimos” (Nicolás Puenzo, 2017): Muestra un “futuro apocalíptico arrasado por las sucesivas guerras en donde escasean los recursos naturales, especialmente el agua” (Fuente 1, Fuente 2).
  • Exploración de la Condición Humana:”Vida en Marte” (Néstor Frankel, 2004): Utiliza la excusa extraterrestre para hablar de “temas mucho más llanos y cotidianos como la rutina y el vacío existencial en la sociedad contemporánea” (Fuente 1, Fuente 2).
  • “No te mueras sin decirme a dónde vas” (Eliseo Subiela, 1995): Introduce un invento capaz de “grabar sueños y comunicarse con el espíritu de una mujer de otra época”, añadiendo un tono fantástico a un drama romántico (Fuente 1, Fuente 2).
  • “Fuego gris” (Pablo César, 1994): Un “viaje onírico e introspectivo” lleno de simbolismo, con una escena de sapos que “parecen simbolizar los pañuelos blancos de las madres de Plaza de Mayo” (Fuente 1, Fuente 2).

5. Ingenio Tecnológico y Superación de Limitaciones Industriales

Ante la ausencia de una industria robusta, los realizadores argentinos han demostrado una notable capacidad para innovar y utilizar el ingenio:

  • Innovación Técnica en Rodaje y Postproducción:”Lo que vendrá” (1988): Significó una “ruptura estética y narrativa” al ser la “primera vez que se utiliza el Stedican en una producción local” (Fuente 1, Fuente 2, Fuente 3).
  • “El cielo del centauro” (Hugo Santiago, 2015): Utilizó “técnicas de corrección selectiva del color utilizando máscaras cromáticas” en postproducción, dando a los planos un “aspecto fantástico” (Fuente 1, Fuente 3).
  • Creatividad ante la Falta de Recursos:”Moebius” (1996): Esta obra “fundamental completamente revolucionaria” se llevó a cabo gracias a la creación de una “cooperativa con los alumnos” de la Universidad del Cine, lo que “demostra cómo se pueden superar las limitaciones industriales mediante el ingenio y el trabajo en equipo” (Fuente 1, Fuente 2). Utilizó técnicas como el back projecting (retroproyección) para simular escenarios y suplir recursos (Fuente 1, Fuente 2, Fuente 3).
  • “La antena” (Esteban Sapir, 2007): Es un ejemplo sobresaliente de cómo, con “muy bajo presupuesto”, se logró un diseño de producción y dirección artística excepcionales, utilizando “materiales reciclados para construir las escenografías y los edificios” (Fuente 1, Fuente 2, Fuente 3). Su estética retrofuturista con guiños al cine mudo y expresionismo alemán es producto de un “gran trabajo de postproducción” (Fuente 1, Fuente 2).
  • “Fuego gris” (1994): Aunque carecía de la industria y presupuesto de producciones extranjeras, logró una estética particular con “vestuario y maquillajes protésicos” que evocan a Jim Henson (Fuente 1, Fuente 3).

6. El Salto Cualitativo con “El Eternauta”

La adaptación de la icónica historieta de Oesterheld y Solano López, “El Eternauta” (Bruno Stañaro), en producción, representa un “salto cualitativo” sin precedentes en la historia audiovisual argentina (Fuente 1, Fuente 2).

  • Tecnología de Punta: Se ha utilizado “tecnología de punta y esfuerzo humano” como nunca antes (Fuente 1, Fuente 2). Esto incluye “escaneo por las calles y fotogrametría para construir modelos en 3D de la ciudad”, así como el software Unreal Engine con el sistema de Virtual Production (pantallas LED de alta definición), la misma tecnología utilizada en “The Mandalorian” (Fuente 1, Fuente 2, Fuente 3).
  • Demostración de Capacidad: La realización de “El Eternauta” a esta escala demuestra que es posible llevar a cabo “producciones de un alto nivel tecnológico fuera de las principales industrias audiovisuales”, refutando la idea de que las producciones argentinas “carecen de calidad” (Fuente 1, Fuente 2).
  • Legado e Impulso Futuro: La concreción de este proyecto ha abierto la posibilidad de revalorizar la historieta argentina como una “fuente accesible de alimentación para nuevos y futuros proyectos” (Fuente 1, Fuente 2). No es un final, sino una “culminación” que impulsa el futuro del cine de ciencia ficción en el país (Fuente 1).

Conclusión

La ciencia ficción audiovisual argentina, a pesar de las limitaciones iniciales de industria y mercado, ha forjado una identidad única basada en el ingenio, la experimentación y una profunda vocación autoral (Fuente 2). Desde sus orígenes en géneros híbridos hasta la adopción de tecnología de vanguardia en la actualidad, ha utilizado el género como un poderoso vehículo para la crítica social, la reflexión filosófica y la exploración de la condición humana, demostrando una calidad artística y técnica que desmiente las percepciones de su “no existencia” y consolida su lugar en el panorama cinematográfico nacional e internacional (Fuente 1, Fuente 2).

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