El MOCIA brinda recomendaciones para prevenir reacciones alérgicas. La proliferación de polillas podría extenderse por unos 20 días. Fumigar no es solución.
Hace más de dos décadas, en un recuerdo vívido para los berissenses con memoria fresca, se desató una proliferación masiva de mariposas negras. Las fachadas de las casas quedaban envueltas en estos seres alados, un evento que podría haber pasado desapercibido de no ser por un detalle crucial: tanto las mariposas como sus orugas desencadenaban reacciones alérgicas.
Tras remontarse a aquellos días y atento a que se advierte un fenómeno parecido, tal vez a menor escala, el responsable del MOCIA (Museo Ornitológico y Centro de Interpretación Ambiental), Cristian Klimaitis, precisó que las orugas, también conocidas como ‘gatas peludas’, resultan ser particularmente urticantes.
“Se alimentan vorazmente de diversas plantas como ceibos, sauces, fresnos americanos y otras especies durante la noche. Durante el día, descansan en grupo en los troncos, convirtiéndose en un inconveniente para nosotros. El simple contacto accidental con estas criaturas puede ocasionar molestias alérgicas, dermatitis, picazón, sarpullido, etc.”, advirtió.
A la vez, afirmó que el peligro de las polillas adultas no disminuye ni siquiera en estado inerte. “Vivas o muertas, sus cerdas de color naranja desencadenan reacciones alérgicas cuya intensidad varía según la sensibilidad individual. Algunas personas experimentarán picazón más intensa que otras”, aseveró, indicando que para evitar molestias es aconsejable tener precaución al tocar superficies por las que pudieran haber pasado estos insectos.
Para tomar distancia de las polillas, la recomendación es apagar las luces intensas que las atraen, no colgar ropa clara durante la noche para evitar que las mariposas dejen cerdas en la tela, abstenerse de manipular las mariposas muertas y optar por baldear en lugar de barrer, para evitar que las cerdas se dispersen.
Del mismo modo, Klimaitis pone el acento en que fumigar “no es una solución”, justamente porque los ejemplares muertos no dejan de ser alérgenos. A la vez, estas mariposas no representan un gran riesgo para las mascotas.
La proliferación extraordinaria de polillas podría extenderse durante un lapso de 20 días, dependiendo de las condiciones climáticas. Ante la posibilidad de reacciones alérgicas más severas, siempre se aconseja consultar a un profesional médico para recibir el correcto tratamiento.
Fuente: El Mundo de Berisso