El 17 de octubre de 1945 es una de esas fechas grabadas a fuego en la memoria argentina. La imagen de una multitud en Plaza de Mayo y la de Juan Domingo Perón en el balcón de la Casa Rosada definen el nacimiento de un movimiento político que transformó el país para siempre. Es el Día de la Lealtad, el hito fundacional del peronismo.
Sin embargo, detrás de estas postales icónicas se esconde una historia mucho más compleja y contraintuitiva de lo que los mitos populares nos han contado. La movilización no fue tan espontánea como parece, sus protagonistas no siempre son quienes creemos y el contexto que la hizo posible se venía gestando desde mucho antes.
Este artículo explora cuatro claves sorprendentes del 17 de octubre, basadas en los hechos históricos, que revelan una historia más profunda: la de las tensiones sociales, las estrategias políticas y la irrupción de un nuevo país que ese día se hizo visible para todos.
1. El Mito de Eva Perón: La Verdadera Protagonista del 17 de Octubre
Uno de los mitos más extendidos sobre el 17 de octubre es el rol protagónico de Eva Perón como la gran organizadora de la movilización popular. La realidad histórica, sin embargo, es diferente.
La propia Evita reconoció que su participación no fue la que la leyenda le atribuye. En ese momento, ella era una actriz de radio emergente, pero “no era una figura tan conocida en los ambientes sindicales” como para liderar una gesta de esa magnitud. Su rol fue crucial, pero consistió en otras acciones: según la fuente histórica, Eva “va a hacer lo que puede, va a recorrer juzgados, va a buscar abogados para tratar de liberar a perón, va a estar presente y va a animar a perón a concurrir a la plaza”.
Como señala el historiador Felipe Pigna, los verdaderos protagonistas de esa jornada fueron otros. La movilización fue impulsada desde las bases del movimiento obrero. Fueron los “dirigentes medios, los delegados de fábricas” quienes encendieron la mecha. Entender este punto es crucial, ya que revela la naturaleza genuinamente obrera y de base del levantamiento, una fuerza que encontró en Perón un líder, pero que ya tenía su propia capacidad de organización y movilización.

2. El Origen del Poder: Cómo Perón Convirtió una Oficina Olvidada en su Plataforma
El poder de Perón no nació de un clamor popular espontáneo, sino de una calculada jugada burocrática que nadie vio venir.
Tras el golpe de Estado de 1943, Perón seleccionó inteligentemente un puesto menor dentro del nuevo gobierno militar: la Secretaría de Trabajo y Previsión, “un organismo casi inexistente dentro de la poca importancia que le daban al trabajo y la previsión los gobiernos conservadores”. Era, en esencia, “una pequeña oficinita con un pequeño presupuesto”.
Sin embargo, entre 1943 y 1945, Perón convirtió esa secretaría en su “plataforma de lanzamiento hacia el poder”. Desde allí aplicó una “doble política” sumamente efectiva. Por un lado, persiguió a los sindicatos opositores, principalmente a los comunistas, llegando a quitarles la personería jurídica. Por otro, tejió alianzas con los “gremios más amigables” y debilitó a sus rivales creando “sindicatos paralelos”, a los que les otorgaba todos los beneficios y recursos para convertirlos en los dominantes.
Aprovechando su posición en un gobierno de facto que no necesitaba pasar por el parlamento, implementó por decreto reformas sociales contundentes que cambiaron la vida de miles de trabajadores:
• Las vacaciones pagas
• El aguinaldo
• La licencia por maternidad
Esta estrategia de otorgar derechos desde el Estado fue el imán perfecto para un nuevo tipo de trabajador que estaba transformando silenciosamente el país, uno que no se identificaba con la vieja guardia sindical.
3. El “Aluvión Zoológico”: La Irrupción de un Nuevo Actor Social
El 17 de octubre no solo fue una manifestación política; fue la visibilización de una profunda transformación social que estaba ocurriendo en Argentina.
En esos años, el movimiento obrero vivía una “crisis de representatividad”. Existían dos tipos de trabajadores con culturas muy distintas:
• Obreros viejos: Eran los habitantes tradicionales de Buenos Aires, con una larga cultura sindical ligada a las corrientes de izquierda (socialistas, comunistas).
• Obreros nuevos: Eran los que habían llegado a la ciudad con las migraciones internas de los años 30. Provenían del campo, eran más tradicionalistas, católicos y no tenían una identidad política definida.
Estos “obreros nuevos” se sintieron “mucho más cómodos con las ideas de perón que con las ideas clásicas de la izquierda Argentina”. La jornada del 17 de octubre fue la irrupción masiva de este nuevo sector en el centro del poder político, un “panorama totalmente nuevo para los porteños” que veían cómo la capital era ocupada por gente que no reconocían.
El impacto y el pánico que esto generó en las clases dominantes quedaron inmortalizados en las despectivas palabras de la época:
Ese “aluvión zoológico”, como lo llamó el diputado radical San Martino… esas “cabecitas negras”… esa gente morocha que venía a la capital, “invadiéndola”. Hubo una especie de pánico entre las clases dominantes.
El icónico acto de “poner las patas en la fuente” de la Plaza de Mayo, en un día caluroso, se convirtió en el símbolo de ese choque cultural y de la llegada de un nuevo actor social que ya no pediría permiso para ocupar su lugar en la historia.

4. Un Golpe de Estado Popular: El Contexto que Hizo Posible a Perón
Para entender por qué una figura como Perón pudo ascender tan rápidamente, es fundamental comprender un hecho contraintuitivo: el golpe militar que le abrió las puertas fue, en su inicio, popular.
El golpe del 4 de junio de 1943 derrocó al gobierno de Ramón Castillo, poniendo fin a 13 años de la llamada “Década Infame”. La población estaba “completamente harta” de un régimen que se sostenía sobre el fraude electoral y la corrupción. Por eso, la intervención militar fue vista con esperanza. En palabras del historiador Felipe Pigna, “es un golpe que va a ser recibido muy bien por la población, es un golpe popular por decirlo así”.
El ejército, por su parte, tenía dos preocupaciones centrales que motivaron su acción: el temor a una “explosión social” provocada por el agotamiento del modelo fraudulento y el “crecimiento de la izquierda dentro de los movimientos sindicales”.
Este golpe, al barrer con el desprestigiado régimen conservador y ser percibido con optimismo por la gente, creó el vacío y el escenario político perfectos para que un militar con la astucia de Perón pudiera reestructurar el poder desde adentro, construyendo una nueva alianza con esa clase trabajadora que el sistema anterior había ignorado.
Conclusión
El 17 de octubre de 1945 fue mucho más que la liberación de un coronel. Fue el clímax de profundas transformaciones sociales, el resultado de una brillante estrategia política y la consecuencia de un sistema que se había vuelto insostenible. Fue el día en que un nuevo país, gestado en las fábricas y en las migraciones internas, se mostró en el centro de la escena.
Las claves que hemos explorado —el verdadero rol de Evita, la astuta construcción de poder de Perón desde una oficina olvidada, la irrupción de una nueva clase trabajadora y el contexto de un “golpe popular”— nos demuestran que la historia es siempre más compleja y fascinante que sus mitos.
¿Qué otros grandes momentos de nuestra historia merecen ser examinados más allá de sus mitos para entender verdaderamente nuestro presente?