Un gigante de la actuación con raíces portuarias

Federico José Luppi Malacalza nació en Ramallo en 1936, pero su historia no puede contarse sin Berisso, ciudad que lo marcó profundamente y donde se gestaron las primeras chispas de su vida artística y personal.

El puerto, el bar y el frigorífico

La familia Luppi se instaló en Berisso cuando Federico era joven. Su padre abrió un bar frente al puerto, muy cerca del frigorífico Swift. Allí Federico trabajó varios años, alternando con changas en el propio frigorífico. Esa experiencia en el mundo obrero y marítimo quedó grabada en su memoria y él mismo la evocaba: “cuando trabajaba en el frigorífico Swift, en Berisso…”.

Esa cotidianeidad de sirenas de turno, barcos, frigoríficos y bares formó parte del paisaje que lo moldeó como actor: directo, intenso, con un registro profundamente humano.

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El amor en Berisso

Fue en esa ciudad donde conoció a Rosita Petkoff, quien se convirtió en su primera esposa y madre de dos de sus hijos, Gustavo y Marcela. La vida familiar en Berisso acompañó sus años de juventud, cuando todavía no sospechaba que el cine lo proyectaría internacionalmente.

Amistades y primeras tablas

En Berisso trabó una amistad clave con Lito Cruz, entonces un joven del barrio que atendía en el bar de su padre. Fue Luppi quien lo empujó a subirse a escena: lo invitó a los grupos de teatro independiente y juntos debutaron en el Hogar Social de Berisso. Ese fue el inicio de una dupla que luego brillaría en el teatro y el cine argentino.

Entre Berisso y La Plata

Sus primeros pasos actorales se dieron en el circuito local de Berisso y La Plata, en salas como el Hogar Social y los espacios independientes. Allí descubrió que su destino estaba en la actuación. Paralelamente, estudiaba escultura y dibujo en La Plata, mientras trabajaba en empleos comunes para sostenerse.

El salto al cine y la consagración

A mediados de los años ’60 debutó en cine con Pajarito Gómez. Desde entonces, su filmografía superó las 90 películas, con títulos emblemáticos como Tiempo de revancha, Un lugar en el mundo, Plata dulce, La Patagonia rebelde y su recordada trilogía con Guillermo del Toro: Cronos, El espinazo del diablo y El laberinto del fauno.

Ganó seis Premios Cóndor de Plata al mejor actor (récord absoluto), la Concha de Plata en San Sebastián (1997), y fue reconocido en festivales de Mar del Plata, Sitges, Fantasporto y Huelva, entre muchos otros. En su natal Ramallo, el Centro Cultural lleva su nombre, y en la Provincia de Buenos Aires fue declarado Ciudadano Ilustre.

Últimos años y despedida

Tras radicarse un tiempo en España luego de la crisis de 2001, regresó a la Argentina. En 2017 sufrió un accidente doméstico que complicó su salud y falleció el 20 de octubre de 2017, a los 81 años.

Un legado con raíces en Berisso

Más allá de su consagración internacional, Federico Luppi siempre llevó consigo el sello de Berisso: el rigor del frigorífico, el murmullo de los bares portuarios, la amistad con Lito Cruz, los escenarios del Hogar Social. Allí, en esa ciudad trabajadora, empezó a forjarse el actor que el mundo conocería como uno de los más grandes intérpretes de habla hispana.


Fuentes consultadas: Diario Hoy, El Día, La Nación, Tres Líneas, Infobae, Todo Provincial, Wikipedia y entrevistas al propio Federico Luppi.

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