El ensayo “El escritor argentino y la tradición” es uno de los textos más conocidos de Jorge Luis Borges. En él, el autor defiende que la literatura argentina no necesita limitarse a temas locales ni buscar una “pureza” en su estilo para ser genuina. Por el contrario, Borges argumenta que los escritores argentinos tienen derecho a apropiarse de toda la tradición literaria universal y adaptarla a su perspectiva.
En este contexto, Borges ironiza sobre los intentos de algunos escritores de forzar lo autóctono. Utiliza ejemplos humorísticos para ilustrar cómo ciertos elementos de la realidad argentina pueden carecer del aura épica o literaria que se asociaría a tradiciones como la islandesa o la sajona. En ese marco, Borges menciona a Berisso como un lugar que, con su resonancia local y cotidiana, contrasta con escenarios más grandiosos de la épica clásica.
La mención de Berisso tiene el tono humorístico que Borges usaba frecuentemente para desmitificar ideas pomposas sobre la literatura nacional. Lo que Borges plantea en esencia es que no es necesario “forzar” lo argentino en la literatura para que esta sea valiosa o auténtica. En lugar de eso, la riqueza de la tradición literaria global puede servir de inspiración para los escritores argentinos sin que estos pierdan su identidad.
Este ensayo sigue siendo un punto de referencia en debates sobre la identidad cultural y literaria en Argentina, mostrando la genialidad de Borges para conectar lo universal con lo local, incluso con humor.