Un día como hoy, pero de 1983, The Cure lanzaba su undécimo single: “The Love Cats”, una pieza tan extraña como encantadora que marcó un giro inesperado en la carrera de la banda.
Corría octubre de 1983. Mientras el post-punk británico alcanzaba su madurez y el pop alternativo se abría camino, Robert Smith —líder y alma de The Cure— sorprendía a todos con un tema que sonaba a jazz de cabaret, con contrabajo saltarín, batería liviana y un videoclip lleno de gatos, ironía y humo. Era una broma musical que, sin embargo, escondía una profunda melancolía.
Inspiración literaria: Patrick White y la crueldad del mundo
En el momento en que compuso la canción, Smith se encontraba leyendo intensamente a Patrick White, escritor australiano y premio Nobel de Literatura. Según varios fans y críticos, la inspiración directa provino de “The Vivisector” (1970), una de las novelas más complejas y simbólicas de White.
En ella, el protagonista, Hurtle Duffield, presencia una escena brutal: el marido de su amante ahoga una bolsa de gatos callejeros. White utiliza ese pasaje para trazar un paralelismo entre los animales descartados y la forma en que la sociedad margina a sus miembros más inocentes o sensibles. Los gatos —frágiles, libres, curiosos— terminan convertidos en símbolo de las víctimas de una crueldad casual, cotidiana.
Smith, siempre atraído por la mezcla de belleza y tragedia, transformó ese sentimiento en una fábula musical. “The Love Cats” suena juguetona, pero su trasfondo es oscuro: una canción que celebra el amor y la ternura, mientras insinúa que todo puede perderse con un gesto descuidado.
Entre el jazz y la ironía
“The Love Cats” fue grabada durante un período de experimentación total para The Cure. Sin un álbum que la contuviera —saldría luego en compilaciones—, el tema rompió con el sonido sombrío de discos anteriores como Pornography (1982). La producción incluye un contrabajo real y una percusión casi improvisada, que le dan un aire felino, imprevisible.
El videoclip, dirigido por Tim Pope, se volvió un clásico de la estética “cureana”: humor negro, desprolijidad encantadora y una atmósfera onírica que mezcla locura y ternura.
Legado
Más de cuatro décadas después, “The Love Cats” sigue siendo una rareza dentro del repertorio de The Cure: una canción que suena ligera pero contiene un mensaje profundo sobre la fragilidad de la vida y la belleza que puede hallarse incluso en lo absurdo.
Como los gatos del relato de Patrick White, los personajes de Robert Smith parecen moverse entre la inocencia y el peligro, buscando amor en un mundo que no siempre los comprende.