La bacteria Helicobacter pylori vive en el revestimiento del estómago. Es la infección más común en el mundo y es más común en los países en desarrollo.

Causa inflamación del revestimiento del estómago y aumenta la producción de ácido gástrico, lo que puede causar gastritis crónica, úlcera gastroduodenal y cánceres gástrico.

Esta bacteria puede sobrevivir en el medio hostil (ácido) del estómago, gracias a que secreta una enzima llamada ureasa, que convierte la urea en amoniaco.

La secreción de amoniaco neutraliza la acidez del estómago, haciendo que el entorno sea más acogedor para la bacteria.

Rutas de transmisión.

La ruta de transmisión de H. pylori no se comprende por completo. El único reservorio conocido es el estómago humano.

Sin embargo, se cree que se producen nuevas infecciones como consecuencia de la transmisión directa de persona a persona o de la contaminación ambiental.

La transmisión de persona a persona se puede subdividir en dos categorías principales: transmisión vertical y horizontal.

La modalidad vertical es la transmisión de la infección de ascendiente a descendiente dentro de la misma familia, mientras que la transmisión horizontal involucra el contacto con personas ajenas a la familia o la contaminación ambiental.

La transmisión de persona a persona puede ocurrir por tres posibles vías: gastro-oral, oral-oral y fecal-oral, pero aún no se ha identificado un mecanismo predominante de transmisión.

Transmisión Gastro-Oral.

Esta bacteria se adquiere en los primeros años de vida y los vómitos de mucosidad aclorhidrica pueden servir como vehículo de transmisión.

La vía de transmisión podría ser a través de los jugos gástricos, especialmente como consecuencia de los vómitos en la infancia.

Transmisión Oral-Oral.

La saliva es otra posible fuente de H. pylori, ya que el microbioma gástrico puede alcanzar y colonizar la boca tras la regurgitación o el vómito.

La transmisión oral-oral implica especialmente la transmisión madre-hijo: las secreciones orales de la madre, pueden transmitirse directamente al lactante.

Transmisión fecal-oral.

El ADN de H. pylori se ha detectado con frecuencia en las heces humanas, pero los intentos de cultivo de H. pylori a partir de las heces han tenido un éxito limitado porque la bacteria persiste allí predominantemente en una forma no cultivable (cocoide).

Transmisión por agua.

Se desconoce la forma exacta en que H. pylori accede al estómago humano y también se debe considerar la contaminación ambiental.

Algunos autores plantean la hipótesis de que el agua desempeña un papel tanto como reservorio ambiental de la infección como medio en la transmisión fecal-oral de la infección por H. pylori.

Se demostró que los niños que vivían en casas con suministro de agua externo o los que consumían vegetales crudos, que a menudo se riegan con aguas residuales no tratadas, tenían una mayor prevalencia de infección por H. pylori.

Transmisión por Alimentos.

Al igual que sucede con el agua, los productos alimenticios también pueden contaminarse al ser manipulados en malas condiciones higiénicas.

Varios estudios abordan el papel de los alimentos en la transmisión de H. pylori. Los productos alimenticios analizados son principalmente leche, carne y vegetales.

Recurrencia de la infección.

Se cree que la recurrencia de H. pylori ocurre a través de dos mecanismos distintos: recrudecimiento y reinfección.

El recrudecimiento refleja la reaparición de la cepa original de H. pylori luego de su supresión temporal en lugar de una erradicación exitosa.

En cambio, la verdadera reinfección ocurre cuando, después de una erradicación exitosa, un paciente se infecta con la cepa original o con una nueva cepa de H. pylori.

Síntomas – Helicobacter pylori

La gastritis crónica o duodenitis producida por H. pylori es en la mayoría de los casos asintomática (no provoca ningún síntoma).

Puede asociarse o empeorar los síntomas de dispepsia como dolor o molestia en la parte media-alta del abdomen tras las comidas, distensión abdominal, pesadez postingesta, saciedad precoz, falta de apetito, náuseas y vómitos.

Otros indicios pueden ser el oscurecimiento de las heces pudiendo llegar a ser negras como el alquitrán, las úlceras que sangran pueden causar anemia y cansancio.

Es muy poco frecuente desarrollar cáncer gástrico por una infección, sin embargo, al ser la infección por Helicobacter pylori tan común, hay que tener en cuenta dicha posibilidad.

Métodos de prevención.

Lavarse las manos frecuentemente antes y después de salir del baño, ya que esto reduce en gran cantidad el riesgo de contagiarse por cualquier bacteria, incluido la Helicobacter.

Se recomienda lavar adecuadamente las frutas, verduras y hervir bien el agua que deseas consumir, así puedes estar previniendo grandes posibilidades de algún contagio.

Es importante señalar que toda persona debe visitar al médico al menos una vez al año para poder detectar a tiempo cualquier signo o síntoma de alarma.

Mayor información: Kayali Stefano, Manfredi Marco, Gaiani Federica, et al. «Helicobacter pylori, vías de transmisión y recurrencia de la infección: estado del arte». Acta Biomédica Published: 2018.

 

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