Más Allá de lo Aparente
¿Y si la realidad que percibimos con nuestros sentidos es solo una fracción de lo que realmente existe? Hubo un artista que dedicó su vida a esta pregunta: William Blake. Incomprendido en su tiempo, este poeta y pintor no era solo un creador, sino un visionario que se atrevió a explorar y mapear los “universos ocultos” de la imaginación. Su obra es un mapa de una realidad más profunda y espiritual. A continuación, exploraremos cinco de sus ideas más impactantes y contraintuitivas que, dos siglos después, siguen siendo sorprendentemente relevantes y desafiantes.
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Cuerpo del Artículo: Las 5 Revelaciones de Blake
1. Sus visiones no eran metáforas: para él, los ángeles eran tan reales como una piedra. Desde su niñez, William Blake experimentó visiones que para él no eran fantasías poéticas, sino experiencias directas de una realidad espiritual. A los cuatro años afirmó haber visto el rostro de Dios asomándose por la ventana y a los ocho, un árbol repleto de ángeles cuyas alas brillaban como estrellas en cada rama. Esta convicción inquebrantable en un mundo espiritual, tan real para él como el material, no fue una excentricidad pasajera; fue el cimiento de toda su obra y el motor de su rebelión contra el pensamiento de su época, dominado por el racionalismo de la Ilustración y la deshumanización de la naciente Revolución Industrial.
2. La imaginación no era fantasía, sino el órgano para percibir lo infinito. Esta es la idea central en el cosmos de Blake. Él no entendía la imaginación como una simple facultad para crear ficción, sino como “el sentido espiritual por excelencia”. Era la herramienta divina que permite al ser humano percibir la verdadera realidad, una que para él era eterna y espiritual. Esta visión chocaba frontalmente con el materialismo de la Ilustración, que Blake sentía que aprisionaba y limitaba la existencia humana a una fracción de su verdadero potencial.
…la imaginación no es mera fantasía sino la llave maestra que abre la puerta a esa realidad que la ciencia y la razón de su época y a menudo la nuestra ignoran.
3. El verdadero villano de su historia era la ciencia: llamó a la razón “el sueño de Newton”. Blake se opuso frontalmente a los grandes pensadores de la Ilustración como Isaac Newton y John Locke. Acuñó el término “visión única” o “el sueño de Newton” para describir lo que consideraba una perspectiva empobrecida de la existencia. Para Blake, esta era la “visión única”: ver el mundo con el ojo, y no a través de él; quedar atrapado en la superficie de las cosas sin percibir el infinito que palpita más allá. Blake argumentaba que esta visión puramente racionalista era una “caverna” que aprisionaba el alma humana. Una crítica que resuena con fuerza en nuestro mundo contemporáneo, a menudo obsesionado con los datos y la cuantificación por encima del significado.
4. Creó su propia mitología para no ser “esclavizado por el de otro hombre”. Al encontrar insuficientes las religiones y filosofías existentes para expresar sus visiones, Blake tomó una decisión radical, resumida en su famosa declaración: “Debo crear un sistema o ser esclavizado por el de otro hombre.”. Así, construyó un complejo y vasto universo simbólico propio. Este cosmos estaba poblado por arquetipos como Albion, que representa a la humanidad primordial, y los Cuatro Zoas (Urizen, Orc, etc.). Para Blake, estos no eran meras invenciones literarias, sino fuerzas cósmicas y psíquicas reales con las que interactuaba directamente. Un recordatorio radical sobre la importancia de forjar una visión del mundo propia en una era de narrativas prefabricadas.
5. Se adelantó a la psicología moderna: describió la “sombra” y el “ánima” un siglo antes que Jung. El pensamiento de Blake demuestra una modernidad psicológica asombrosa. Dentro de su concepto del “hombre cuádruple”, describió arquetipos de la psique que se adelantarían un siglo a la psicología profunda. Entre ellos destacan:
El Espectro: El poder racional y egocéntrico del individuo, que al separarse de la imaginación se vuelve desconfiado y busca dominar.
La Emanación: La contraparte femenina que, al separarse de su masculino, se vuelve destructiva y limitante, a menudo asociada a moralismos represivos.
La Sombra: El residuo de los deseos reprimidos.
El paralelismo de estas ideas con la psicología de Carl Jung es asombroso: el Espectro se asemeja a la persona (la máscara social), la Emanación al ánima (el arquetipo femenino interior) y la Sombra a su concepto homónimo. Esta conexión subraya cómo Blake fue un explorador pionero de la psique humana, muy adelantado a su tiempo.
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Conclusión: Las Puertas de la Percepción
El legado de William Blake sigue siendo un faro para quienes buscan ir más allá de lo aparente en un mundo que a menudo prioriza lo material. Su obra nos enseña que la realidad última es espiritual y que la imaginación es la facultad sagrada para acceder a ella. Su visión del mundo quedó encapsulada para siempre en su frase más emblemática: “ver el mundo en un grano de arena y un cielo en una flor silvestre, sostener el infinito en la palma de la mano y la eternidad en una hora”. En un mundo cada vez más dominado por lo tangible, ¿qué realidades podríamos descubrir si nos atreviéramos a limpiar las puertas de nuestra percepción?

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