Hoy, domingo, el día se desnuda,
y teje versos de amor y olvido.
Darías al corazón que huye,
alas al que naufraga en su cuna.
Que mis pasos vaguen sin destino,
ausente, como el río en su espuma.
Ser raíz en un suelo que se esfuma,
Isla en el centro inmóvil del tiempo.
La sangre acude sin que la llame,
tu nombre llena todo lo que aliento.
De mí solo esta ausencia.
No sé, no puedo, no soy nada.
Quién habita en mí cuando me pierdo?
Toda luz es un fuego que arde,
Toda sombra, un abismo eterno.
No avanzo, yo deshago.
Como ciego, mis dedos leen
el temblor de tu cuerpo celeste.
No llegas ni te vas,
solo eres la caricia de lo eterno.
El héroe no regresa al vientre oscuro,
entrega su vida al viento, no a la tierra.
Rompe el muro de los sueños,
escucha el canto de tu carne,
doma la fiera del espejo.
Sin sed, el agua no es nada,
con deseo, la vida es un río.
Fuera del tiempo,
Toda sombra guarda
un cuerpo de luz.
Solo puertas, ventanas solos,
que son despedidas.
Cavo un pozo para san a san Dios,
y mi alma se parte en mil almas.
Enjambre de moscas sedientas.
No hurgo en el espejismo,
no guardo que el tiempo presta.
…
Al fin, soja solo forma,
la casa y la silla están vacías.