Berisso: Memoria histórica en el cruce de Nueva York y Marsella
En la intersección de las calles Nueva York y Marsella se erige el núcleo histórico de Berisso, un espacio cargado de simbolismo político y cultural. En uno de sus vértices, con la silueta del antiguo frigorífico Swift como telón de fondo, se yergue el monumento al denominado “Kilómetro 0 del peronismo”, punto de partida de la marcha obrera hacia Plaza de Mayo en octubre de 1945. Frente a él, el Teatro Comunitario despliega su oferta cultural, mientras que coronando la manzana se encuentra el bar “Raíces del Dawson” —antaño conocido como “el bar inglés”—, otrora lugar de reunión de los gerentes de los frigoríficos locales.
Un espacio de identidad lingüística y memoria colectiva
“Aquí le decimos ‘Dauson’ (énfasis en la ‘u’), no ‘Doson’, como indicaría la norma fonética”, aclara Oscar Lutczak, copropietario del establecimiento junto a Adriana González y Alicia Rodríguez. En diálogo con *Buenos Aires/12*, Lutczak reconstruye la historia del local y su entorno, subrayando los esfuerzos por revitalizar el carácter comercial, cultural y popular de la zona.
El ambiente evoca capas superpuestas de tradición: mientras la voz de Polaco Goyeneche resuena en el fondo, un dúo de tango ensaya para su presentación vespertina. Detrás de la barra, entre botellas de Aperol y Cynar, un pequeño altar a Maradona comparte espacio con un pañuelo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Una maqueta del bar completa la escena, donde una figura del General Perón saluda desde la barra en miniatura. La carta sintetiza la identidad multicultural de Berisso: vinos locales, copas de estaño y el clásico queso con dulce “del general” se alternan con especialidades como las entrañas con papines y los varenikes —herencia gastronómica ucraniana—. “Al ser Berisso la Capital Provincial del Inmigrante, buscamos que la carta refleje esa diversidad”, explica Lutczak.
De la prosperidad frigorífica al declive industrial
Fundado en 1924 por el irlandés Thomas Dawson, el bar fue inicialmente un reducto angloparlante para ejecutivos de los frigoríficos, que en los años 20 empleaban a más de 20.000 trabajadores —cifra notable para una ciudad que hoy no supera los 110.000 habitantes—. La pujanza industrial transformó el paisaje urbano: comercios abiertos las 24 horas, pensiones, conventillos y el sistema de “cama caliente” —donde los obreros alquilaban camas por turnos— configuraron una trama social única. El puerto y los frigoríficos atraían también a marineros, proliferando bares, fondas y piringundines.
Tras décadas de esplendor, la dictadura militar marcó el ocaso: el frigorífico Armour fue demolido en los 70, y el Swift cerró en 1981. Pese a los intentos por convertirlo en un polo tecnológico —impulsados por el gobernador Cafiero—, el edificio nunca recuperó su vitalidad. “La Nueva York no tiene nada que envidiarle a San Telmo o Caminito”, sostiene Lutczak, aunque reconoce que el cierre de las fábricas sumió al barrio en la pobreza, vaciando comercios y generando estigmatización.
1945: El barrio como escenario histórico
El 16 de octubre de 1945, este cruce de calles fue testigo de un hito fundacional: desde el “Kilómetro 0 del peronismo”, 15.000 obreros partieron hacia La Plata y luego a Plaza de Mayo. Aquí arengaba Cipriano Reyes, líder sindical de la carne, cuya “labia tremenda” —según la memoria local— movilizaba a las masas. “Se dice que Perón venía en moto a verlo al sindicato, cerca de la sociedad italiana”, relata Lutczak.
Reinvención cultural y resistencia comunitaria
Adquirido en 2011 por vecinos y rebautizado como “Raíces”, el bar fue reconvertido en un espacio de resistencia cultural. La actual gestión —iniciada en 2022— eligió el 1º de mayo como fecha emblemática, celebrando cada año con locro y música. “El nombre ‘Raíces del Dawson’ une nuestro presente con la historia”, explica Lutczak.
El local apuesta por artistas locales como Noelia Sinkunas —cuyo disco “Unión y Perseverancia” homenajea las calles de Berisso, nombradas con vocablos como Industria, Comercio o Belfast—, pero también ha recibido a figuras como Rita Cortese, Teresa Parodi y La Delio Valdez. “Nos interesa articular cultura y gastronomía”, enfatiza Lutczak, sirviendo un “Casero de Ciruela”, vino regional que acompaña tangos en vivo y platos caseros.
Hoy, Raíces del Dawson emplea a vecinos, promueve la música local y abre de jueves a domingos, combatiendo el estigma con cultura y hospitalidad. “Viene más gente de La Plata o Buenos Aires que de Berisso, pero trabajamos para que esto cambie”, concluye Lutczak, entre acordes de bandoneón y el murmullo de una historia que persiste.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/839996-el-bar-del-origen