Poco nos paramos a pensar, la mayoría de los hablantes, cuando empleamos la palabra imbécil como insulto, que la imbecilidad es una patología que se define clínicamente como una forma de retraso mental a medio camino entre la “debilidad mental” y la idiotez. Las edad mental de las personas que la padecen, oscila entre los dos y los seis años, y su coeficiente intelectual varía entre cincuenta y veinticinco.

El significado original de esta palabra está muy lejos del que actualmente tiene. Procede del adjetivo latino imbecillis y el correspondiente sustantivo imbecíllitas. Imbecillitate Augusti nuntiata… se traduce “habiendo sido anunciada la enfermedad de Augusto…” Imbecíllitas ánimi se traduce como pusilanimidad, es decir flojera de ánimo. Imbecíllitas ingénii, cortedad de entendimiento. Imbecíllitas magistratuum, debilidad, falta de energía de los magistrados. Imbecíllitas aetatis, se denomina la tierna infancia. Del enfermizo se dice que es valetúdine imbecilior, es decir de salud muy frágil. Imbecillis terra se llama a la tierra sin fuerza, estéril. La única acepción que permite el salto a su valor actual es la de pusilánime, cobarde, apocado. Esta palabra se especializará en el siglo XVII para denominar exclusivamente la “debilidad de la inteligencia” y de ahí saltará a su valor actual, incluida su utilización como insulto.

Imbecillis o imbecillus es una palabra compuesta de in con el significado de “en” (como en información, inyección) y el sustantivo báculus, que posiblemente tiene esta terminación de diminutivo sin serlo, por su analogía y quizás por su procedencia del griego rabdoV (rábdos), que igual que báculus, significa junquillo, bastón… Su diminutivo bacillus, bastoncillo, nos sugiere una idea de debilidad acentuada, pues da a entender que el imbecillis no tendría fuerza suficiente para manejar un bastón normal y ha de sostenerse en un “bastoncito”.

De la misma familia es la palabra bacilo, con la que se denominan algunas de las bacterias, capaces en muchos casos de producir enfermedades. Se llama así a las que tienen forma de bastoncito. Llevan el sobrenombre de su descubridor: el bacilo que produce la tuberculosis se llama de Koch; el del tifus, de Eberth; el de la lepra, de Hansen; el de la difteria, de Klebs-Loeffler; el del tétanos, de Nicolaier. La única diferencia léxica entre bacilo y bacteria es que esta última procede da la palabra griega bakthria (bactería) que significa igualmente bastón. Aunque es más propio considerarlo procedente de su diminutivo bakterion (bakteríon) (neutro).

Cuando entramos en un léxico especializado nos encontramos a menudo que en algunas palabras tiene muy poco que ver el significado “técnico” con el coloquial. Es el caso de idiota en medicina, como es el de inocente en derecho.

Mariano Arnal

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