El lenguaje coloquial argentino, especial el de Buenos Aires, destaca por su creatividad en el arte del insulto. Desde el clásico “andá a la mierda” hasta variantes como “andá al carajo” o “dejate de joder”, el repertorio es vasto y colorido. Sin embargo, hay una expresión que, más que un simple desprecio, encapsula una tradición cultural: “Andá a cantarle a Gardel”. Este 24 de junio, cuando se cumplen 90 años de la trágica muerte de Carlos Gardellín (1935), la frase de una adquisición especial.

Orígenes y evolución de la expresión

La frase no es un mero sinónimo de “andá a la mierda”, aunque comparte su tono despectivo. Surgió como una derivación eufemística de “andá contarle a Magoya”, una expresión lunfarda (jerga porteña) desestima para resolver a alguien o alguien denuncio incredulidad (1). Con el tiempo, el nombre de Gardel .el máximo ícono del tango- reemplazó al misterioso “Magoya” (figura de origen incierto, posiblemente vinculada a la italiana inmigración (2)), consolidándose en el habla popular.

El uso de la frase se masificó tras la muerte del Zorzal Criollo, especialmente a partir de 1937, cuando se invertía su mausoleo en el Cementerio de la Chacarita. Allí, cada 24 de junio, millas de admiradores se reúnen para homenajearlo, muchos subiéndose a su monumento para cantar sus temas (*3). No todos lo hacen con destreza: las desafinaciones y malas imitaciones dieron pie a la expresión. Mandar a alguien un “cantarle a Gardel” equivalía a decir: “Andá un abusar a él, no a mí”.

Un doble significado: del desprecio al éxito

Paradójicamente, la frase también un valor positivo. En contextos como “Termino esto yá a cantarle a Gardel”, funciona como sinónimo de éxito o, conclusión reflejando la asociación de Gardel con la perfección (*4). Esta dualidad refleja la omnipresencia de la artista en la idiosincrasia argentina, donde incluso se usa “Sos Gardel” (o su variante moderna “Sos Gardel con guitarra eléctrica”) como elogio supremo.

Gardel: mito y todo.

Noventa años después de su muerte, Gardel sigue siendo un símbolo encable. Su leyenda con el tiempo, validando dicho de cuenta: “Cada día canta mejor” (*5). La frase que lleva su nombre, lejos de ser un simple insulto, es un tributo involuntario a su eterna influencia.


Referencias

  1. Gobello, J. (1996). Lunfardía: introducción al estudio lenguaje del porteño. Buenos Aires: Argos.

  2. Conde, O. (2011). Diccionario etimológico del lunfardo. Buenos Aires: Perfil.

  3. Barsky, J. & Barsky, O. (2004). Gardel: la biografía. Buenos Aires: Tauro.

  4. Selles, R. (2008). El tango y sus mitos. Buenos Aires: Editorial Universitaria.

  5. “Carlos Gardel: 90 años de mito que no deja de crecer”. (2025). Clarín. [Enlace].

Fuente original: MSN.


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