“A FINALES DEL SIGLO XVIII LA PLATA POTOSINA COMIENZA A PROPICIAR OTRO MONUMENTAL CAMBIO A TODA LA HISTORIA DEL MUNDO, LA AMBICIÓN DE LA BRILLANTE PLATA POTOSINA COMIENZA A FINANCIAR LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL INGLESA Y SE DARÁ INICIO A UN GIRO SUSTANCIAL EN LA HEGEMONÍA DEL PLANETA”
“CHINA, INGLATERRA, INDIA, FRANCIA, HOLANDA, ESPAÑA Y RUSIA DANZAN A LOS PIES DE LA PLATA POTOSINA”
“A FINALES DEL SIGLO XVIII COMIENZA A PLANIFICARSE Y EJECUTARSE UN CAMBIO CRUCIAL EN LA HEGEMONÍA DEL PLANETA, EL REINO DE INGLATERRA COMIENZA A COMERCIALIZAR OPIO, DROGA ADICTIVA QUE FUE VENDIDA AL IMPERIO MÁS PODEROSO DEL MUNDO, EL IMPERIO CHINO, A CAMBIO DE TÉ, PORCELANA, SEDA Y OTRAS MANUFACTURAS, LOS CHINOS COMENZARON A CONVERTIRSE EN ADICTOS Y DEPENDIENTES DE LA DROGA INGLESA PRODUCIDA EN INDIA Y LOS INGLESES A PESAR DE ENCONTRARSE EN SERIOS PROBLEMAS ECONOMICOS DEBIDO A LA INDEPENDENCIA DE EEUU, COMIENZAN A PLANIFICAR SU INDEPENDENCIA INDUSTRIAL DE CHINA Y DAN INICIO A SUS OSCUROS PLANES PARA SER EL IMPERIO MAS PODEROSO DEL MUNDO, MEDIANTE EL SAQUEO DE TODA LA COLOSAL CANTIDAD DE PLATA POTOSINA ACUMULADA EN CHINA, INDIA Y ESPAÑA, LOS INGLESES COMIENZAN A PLANIFICAR UNA OBRA MAESTRA DE LA PIRATERÍA, DEL ROBO, DE LA DROGADICCIÓN Y DE LA USURPACIÓN TERRITORIAL PARA SER EL IMPERIO MAS GRANDE DEL MUNDO GRACIAS A LA PLATA POTOSINA E INICIAR SU REVOLUCIÓN INDUSTRIAL”
“Cuando Lord Macartney volvió de su embajada a China en 1794, trajo consigo un rechazo absoluto por parte del gobierno Qing a todas las concesiones que los representantes británicos habían solicitado, y una carta del emperador Qianlong, dirigida al rey Jorge III, explicando la inutilidad de los lazos comerciales entre la China e Inglaterra.
En 1794, la China manchú era el estado más populoso, rico y extenso con diferencia. China había alcanzado su cénit y su máxima expansión bajo el reinado del emperador Qianlong, y nadie podía haber previsto en aquella época que, tan sólo cuarenta y cinco años más tarde, las fuerzas británicas doblegarían a los emperadores manchúes en la Primera Guerra del Opio.
Sin embargo, Gran Bretaña y Europa sufrieron una metamorfosis entre 1794 y 1839, un proceso de cambio continuo cuyo resultado final era irreconocible en comparación con el punto de inicio. En menos de medio siglo, Inglaterra le había ganado la mano al imperio Chino e iniciaría un proceso que pondría a Europa y al mundo occidental en el centro de todos los mapas. No obstante, detrás del proceso que supuso el nacimiento de la modernidad y de la predominancia europea se encontraba una mercancía de dudosa legalidad: el opio.
Té: el Veneno de Europa
El 16 de diciembre de 1773, un grupo de colonos de Boston (EEUU) vestidos de indios americanos consiguieron colarse en barcos de la Compañía de las Indias Orientales (Inglaterra) y arrojar todo un cargamento de té al agua en protesta por el Acta del Té de 1772. Este evento, conocido como el Motín del Té, ha sido el escogido por la historiografía posterior para señalar el comienzo de la Revolución Estado Unidense. Sin embargo, el principal impacto del Motín del Té no fue de dimensión americana sino global y tampoco el mayor motivo para la Revolución Estado Unidense fue el té si no la plata potosina.
La importancia del Té cómo símbolo de la Revolución Estado Unidense se debe a que representaba el poderío imperial británico. Desde 1600, la Compañía de las Indias Orientales Inglesas ostentaba el monopolio del comercio con Asia, y el principal recurso que importaba era el té a cambio del elemento más valioso del mundo la plata potosina. El té se había convertido en un bien de consumo global y habitual, demandado en todos lados. Sin embargo, a finales del siglo XVIII sólo podía comprarse en un país: China.
A lo largo de los siglos XVII y XVIII, la Compañía Británica de las Indias Orientales inglesas había conseguido hacerse con el monopolio de un bien tan demandado. La carta otorgada por Isabel I le garantizaba la ilegalidad de la competición nacional (y por extensión prohibía la participación de los colonos norte americanos en el comercio del té), y la Guerra de los Siete Años había acabado con el principal competidor internacional de la Compañía inglesa, Francia. Con la victoria de Clive en la batalla de Plassey, la Compañía de las Indias Orientales se había asegurado la primacía en la compra-venta de té en toda Europa.
A partir de la independencia de EE UU (1783) la Compañía de las Indias Orientales inglesas tuvo que soportar la presión de la competencia norte americana en China
Las cosas cambiaron aun más con la derrota de Cornwallis en Yorktown en 1781, y la independencia de los Estados Unidos, reconocida en 1783. A partir de esta fecha, la Compañía de las Indias Orientales tuvo que soportar la presión de la competencia norte americana en China, en la que participaron magnates de la talla de John Jacob Astor. Con su monopolio quebrantado, la Compañía de las Indias inglesa creada gracias a la piratería de plata potosina un siglo antes, se vio obligada a sobrepasar en volumen de compras a sus competidores, doblando sus importaciones de té en los años que siguieron a la independencia. Sólo había un problema: los chinos, como el emperador Qianlong había hecho saber a Lord Macartney, que sólo aceptarían plata potosina a cambio del té.
La balanza de pago y el opio
Con la independencia de las Trece Colonias norte americanas sobrevino otro problema: las ingleses habían perdido su principal fuente de algodón, por el que tendrían que pagar precios de mercado en vez de tarifas preferentes. El algodón se convertiría en un material imprescindible para los telares de Lancashire y Birmingham, el alimento fundamental de la Revolución Industrial.
Con el precio de mercado del algodón, agravado por la competición en el comercio del té, y las autoridades chinas negándose a aceptar cualquier otro bien que no fuera plata potosina, Inglaterra sufría una balanza de pagos negativa que suponía, en términos reales, una sangría del capital necesario para financiar la industria emergente.
La importaciones de té se cuadriplicaron entre 1761 y 1800 para hacer frente a la competición norte americana, y el 90% del cargamento que exportaba la Compañía de las Indias a China era plata potosina.
Para hacer frente a esta crisis, los comerciantes ingleses introdujeron una nueva mercancía que los chinos comprarían, y que ayudaría a equilibrar la balanza de pago: el opio.
La venta de la droga financiaba las actividades de la Compañía de las Indias Orientales inglesas en la India, que había sido rescatada de la bancarrota en 1772.
La victoria de Clive en Plassey había otorgado a los británicos el control de la rica provincia de Bengala (India), y con ella, el dominio sobre la producción de opio. El opio comenzó a intercambiarse en China a cambio de té, hasta el punto de que en 1836, Inglaterra consiguió volcar la balanza de pagos a su favor.
El opio no sólo era fundamental para cuadrar las cuentas del comercio entre Inglaterra y China. La venta de la droga financiaba las actividades de la Compañía de las Indias Orientales inglesas en la India, donde tenía que haber sido rescatada de la bancarrota por el gobierno británico en 1772, el mismo año en que tuvo lugar el Motín del Té norte americano de Boston. En 1822, el opio representaba el 11% de los ingresos del imperio indio.
Con la intrusión de los colonos norte americanos en el comercio del opio, los ingleses también consiguieron equilibrar su balanza de pagos con Norte América: dado que la Compañía de las Indias Orientales controlaba la producción de opio, los mercaderes británicos idearon un sistema de intercambio de bienes. Inglaterra podía comprar algodón en los estados sureños de norte america a cambio de títulos de propiedad reservados en opio de Bengala (India), que los americanos más tarde intercambiaban por té.
En vísperas de la Primera Guerra del Opio de 1839, la droga se había convertido en la herramienta imprescindible de un sistema de intercambio global que financiaba la deuda pública de la India Británica, proveía las fábricas inglesas de algodón a bajo precio, mantenía vivo el comercio del té y daba un extra de capital en plata china, pero lo que en realidad financiaba toda la Revolución Industrial Inglesa y pagaba la deuda británica, no era el té, ni el opio, sino la brillante plata potosina. Tan sólo la venta de té en Europa representaba una cifra equivalente al coste de la Armada inglesa. El opio alimentaba el entramado mercantil que hacía posible la Revolución Industrial, y que garantizaría la superioridad de Inglaterra y Occidente.
El nacimiento de Occidente
El comercio del opio tuvo un éxito inmediato. La dirección del tráfico de la plata potosina cambió de rumbo por vez primera desde el descubrimiento de América, de Oriente hacia Occidente. El metal precioso que se había acumulado desde los siglos XVI a XVIII revirtió de nuevo en Europa, vaciando los cofres del imperio más grande del mundo, el Chino
Los británicos vivirían en 1839 su propio “Motín del Opio” cuando el Comisario Lin, enviado desde Pekín, asedió las legaciones extranjeras en Cantón y obligó a todos los mercaderes británicos a entregar la droga que poseyeran. Este incidente desencadenaría la Guerra del Opio, de la que se celebran 175 años, la primera contienda entre China y un reino Europeo, el Reino Inglés.
Con la derrota del imperio chino Qing empezó un proceso para abrir China al exterior que agilizó el trasvase de la plata potosina o el capital que había iniciado años antes el comercio del opio hacia Inglaterra. Esta gran cantidad de plata potosina y oro alimentaría durante el siglo XIX y principios del XX la Revolucion Industrial y el sistema mercantil global, cuyo centro desde ese entonces sería Europa y el mundo Atlántico, quienes ostentarían la supremacía mundial hasta la Segunda Guerra Mundial”