Por varias generaciones y desde hace más de un siglo, los niños y niñas argentinos entonan cada mañana, cuando concurren a la escuela y durante el izamiento de la Bandera Nacional, el aria “Aurora” una de las canciones más bellas de la música argentina; como un homenaje a la Patria que representa la enseña y a su creador el Abogado y General Don Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano uno de los Padres Fundadores de la Nación Argentina. La ceremonia matutina es completada por los niños y niñas que concurren a estudiar en el turno de la tarde, cuando durante el arriamiento de la enseña se recita la conocida “Oración a la Bandera” escrita por Joaquín V. González. La canción Aurora es un aria de la primera ópera nacional homónima y compuesta por el compositor argentino Héctor Panizza que también fue uno de los más importantes directores operísticos del mundo, a cuyo talento se debe la fama bien ganada del Teatro Colón de Buenos Aires, como uno de los cinco centros operísticos más importantes del mundo. Panizza. Dirigió también en los Teatros “La Scala” de Milán el “Coven Garden” de Londres y el “Metropolitan” de Nueva York. La letra fue compuesta por el poeta italiano Luiggi Illica (autor de la letra de Madame Butterfly de Giacomo Puccini), conjuntamente con el argentino Héctor Cipriano Quesada, a quien se le debe la traducción (pues la opera fue compuesta en italiano). La canción fue estrenada el 5 de septiembre de 1908 para la inauguración del Teatro Colón. La letra de la canción, al describir los colores de la enseña argentina dice textualmente “azul un ala, del color del cielo; azul un ala del color del mar”. Surge entonces la pregunta ¿Por qué la bandera argentina luce de color celeste y no azul? La respuesta tiene profundas raíces históricas que se remontan a los lejanos orígenes de la América Española. Los Reyes de España Carlos I y Felipe II fueron devotos de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María y la portaban en sus estandartes con sus colores azul celeste y blanco. El 7 de diciembre de 1585 se atribuye a la intercesión de la Virgen la victoria del Tercio español comandado por Francisco Arias de Bovadilla contra una superior flota holandesa comandada por el almirante holandés Filips van Hohenlohe-Neuenstein; ocurrida en Empel. La Inmaculada Concepción fue proclamada Patrona de los Tercios españoles de Flandes. La victoria tan completa como impensada que llevó al almirante Hohenlohe-Neuenstein a decir: “Tal parece que Dios es español al obrar tan grande milagro.” Este episodio se conoce como el “Milagro de Empel”. Pero antes, en 1515 se construye en España el primer templo en Huelva dedicado a la Inmaculada Concepción. Aún mucho antes el Rey Visigodo Wamba se titula así mismo como “Defensor de la Purísima Concepción de María”. Desde entonces, los colores azul celeste y blanco del manto de la virgen están en el corazón de los devotos españoles. |
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Con la extinción de la Dinastía de los Austrias, la francesa Casa de Borbón toma la corona española sin ganar el corazón de sus súbditos. Felipe V fue el primero de los Borbones que gobierna España, a partir de 1700. Cuando abdica a favor de su hijo Luis el 16 de enero de 1724, debe reasumir en 5 de septiembre del mismo año por el fallecimiento del mismo y gobernará hasta 1746, cuando sucede Fernando VI, su cuarto hijo. Para que éste llegue al trono debieron fallecer tres hermanos mayores, Luis y Felipe Pedro y un tercero nacido a poco de nacer. Como Fernando VI no tuvo descendencia, heredó el trono su medio hermano Carlos III primer hijo de Felipe V con Isabel Farnesio.
En España se hablaba de la maldición de los Borbones, por la accidentada sucesión de los mismos. Carlos III estaba preocupado porque su heredero, quien luego sería Carlos IV, llevaba 5 años de matrimonio sin hijos. Por esa razón hizo una promesa a la advocación preferida del pueblo español, la Inmaculada Concepción para que le dé herederos a su hijo. Por ello, cuando nació su nieto, Carlos III quiso dejar constancia de su gratitud a la Inmaculada Concepción por tener asegurada la continuidad de la dinastía y de paso para intentar congraciarse con el pueblo español devoto de esta advocación. Como los colores de la Inmaculada Concepción son el azul celeste y el blanco; se establecieron como colores oficiales para la Orden de Carlos III creada a partir de 1771 y todos sus distintivos llevan esos colores. Pero hay que decirlo, toda España desde mucho antes era devota de la advocación mariana de la Inmaculada Concepción con sus colores azul celeste y blanco, así como también en el ejército español, por ser Patrona del mismo. |
La dinastía de los borbones, fue muy impopular en el reino y cuando el sucesor de Carlos IV, que fue Fernando VII, apodado el Rey Felón porque lo consideraban traidor, es depuesto por Napoleón; los Virreinatos de América se proponen separarse de la península, aunque muchos americanos españoles no querían perder la identidad nacional que otorgaba la unidad continental del Imperio Español y pretendieron mantener a la gran nación española de ultramar unida; aunque fracasaron en el intento.
Identificado con la tradición española de la Inmaculada Concepción de María, Don Manuel Belgrano (italiano por parte de padre, pero español por parte de madre), es que propone los colores de la misma para la bandera argentina. La que fue enarbolada por primera vez el 27 de febrero de 1812 en las riveras del Río Paraná. Belgrano escribe al Gobierno de las Provincias Unidas en los siguientes términos: “Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, mandela hacer blanca y celeste, conforme a los colores de la Escarapela nacional. Espero que sea de la aprobación de V.E”. Sin embargo, su iniciativa fue desautorizada por el Gobierno de las Provincias Unidas. La bandera celeste y blanca no fue enarbolada en la Batalla de Tucumán el 24 de septiembre de 1812, donde dos ejércitos mestizos de una misma gran nación hispanoamericana se enfrentaban, terminando victorioso Manuel Belgrano. Como la victoria de Belgrano fue prometida a la Virgen de la Merced; la misma fue nombrada Generala del Ejército del Norte y el azul celeste y blanco del manto de la Inmaculada Concepción y de la bandera creada por Belgrano se agregaron a las vestiduras de la Virgen como banda ceremonial, junto al sable prometido a la Virgen por el general; reliquia que todavía se conserva en la Iglesia de la Merced en la ciudad de Tucumán.
Unos meses después banderas de colores azul celeste y blanca, son enarboladas en la Batalla de Salta el 20 de febrero de 1813 donde Belgrano vuelve a triunfar y en la batalla de Ayohuma el 14 de noviembre de 1813 en el Alto Perú donde las tropas de Manuel Belgrano son vencidas por los realistas.
Después de la derrota de Ayohuma, las banderas usadas por el general fueron preservadas de los españoles y guardadas por el párroco Juan de Dios Araníbar amigo de Belgrano, quien por pedido de éste las habría escondido en el pueblo de Macha en la actual Bolivia, ubicado a sólo tres leguas de Ayohuma. Ambas banderas recién fueron encontradas 60 años después, en 1885 y tenían hasta rastros de sangre y pólvora de la metralla. Las mismas fueron llevadas a la histórica ciudad de Sucre (ex Charcas, Chuquisaca y La Plata); donde reposaron hasta 1896, cuando una de ellas fue remitida a las autoridades argentinas y la otra quedó en Bolivia.
La bandera remitida a la Argentina es similar a la que fue adoptada como bandera nacional (tres franjas horizontales, dos celestes, la central blanca); mientras que la que quedó en Sucre tiene también tres franjas una raja celeste central y las dos restantes blancas. Emblema éste que fue adoptado como enseña de la histórica Provincia de Tucumán en el año 2010. Hoy en día, ambas banderas exhiben un color celeste desteñido por el paso del tiempo pero se estima que cuando fueron utilizadas en la batalla era un celeste mucho más intenso, un azul celeste más cercano al turquesa y al del manto original de la Inmaculada Concepción. Belgrano tenía una profunda religiosidad, al punto que siendo titular del Consulado de Comercio durante el Virreinato y antes de la revolución de mayo utilizó los colores de la Inmaculada Concepción como distintivos de esa repartición, colores que ya figuraban en el tradicional escudo de la ciudad de Buenos Aires creado en 1649 por el Gobernador Jacinto de Lariz. Cuando acaeció la revolución de mayo, suele contarse que Domingo French y Antonio Berutti entre el 21 y el 25 de mayo repartieron cintas entre los patriotas. Pero no se sabe a ciencia cierta qué color tenían. Algunos decían que eran blancas con la estampa del Rey Fernando VII depuesto, otros que eran rojas (haciendo referencia a los jacobinos franceses) y por último con los tres colores de la revolución francesa (azul, blanca y roja); pero lo cierto es que Belgrano refirió que eran blancas y celestes, seguro con el ánimo de imponer esos colores a su bandera, a causa de su devoción. Lo más probable es que hayan repartido cintas de diferentes colores; aunque por influencia de Belgrano, se eligieran los colores celeste y blanco para la Escarapela Nacional. Cabe recordar que, en los años 1806 y 1807 durante las invasiones inglesas, se hicieron populares los colores azul celeste y blanco, según relatan los propios ingleses en sus crónicas. Finalmente y a instancias de Belgrano el Segundo Triunvirato adopta una escarapela con los colores azul celeste y blanco el 18 de febrero de 1812.
En el año 1818 el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón define a la bandera nacional con los colores azul celeste y blanco, por los que había bregado Manuel Belgrano y con el sol de mayo como homenaje al sol incaico.
Otra versión de la bandera argentina fue la utilizada por los partidarios del federalismo encabezado por el caudillo argentino nacido en la Banda Oriental José Gervasio de Artigas fundador de la Unión de los Pueblos Libres, también conocida como Liga Federal. Era la bandera azul celeste y blanca con una franja en diagonal de color rojo hasta el año 1830.
Con posterioridad los federales bajo el mando de Juan Manuel de Rosas utilizan la bandera nacional de la época de Pueyrredón con un azul purpura.
Sin embargo, bajo la denominada Confederación Argentina bajo el segundo gobierno de Juan Manuel de Rosas luego de la firma del Pacto Federal en 1831, se usó la bandera federal con un sol rojo y los cuatro gorros frigios en sus extremos, similar a la usada por las provincias federales antes del Pacto.
Con la derrota del Restaurador de la leyes, que implicó un triunfo unitario, aunque el país haya adoptado jurídicamente una forma federal en la Constitución de1853, que terminó siendo atenuada con la reforma de 1860; la bandera argentina sufre otra modificación en sus colores. Del intenso azul purpurado de las diferentes banderas federales, se pretende volver al azul celeste y blanco original de las Provincias Unidas del Río de la Plata establecida en el Congreso de Tucumán de 1816, que luego Pueyrredón reitera en 1818. Sin embargo, en la década de 1930 una ley vuelve a cambiar el color de la bandera en sus franjas celestes para definirlas: “como el color del cielo cuando comienza a amanecer”, interpretándose entonces que ese color era un celeste desvaído, similar al utilizado por el antiguo Partido Unitario y el del poncho del General Lavalle de ese partido. Ése es el color predominante en la actualidad. Otro decreto del año 1944 estableció como colores de la bandera el “celeste y blanco”, reservándose el sol únicamente para la bandera de guerra. Finalmente en el año 1985 el parlamento argentino sancionó una ley en la que el sol de mayo debe figurar en todas las banderas. A ciencia cierta, no se sabe con certeza cual fue la bandera que Belgrano enarboló el 27 de febrero de 1812 en las riberas del Paraná; ni la que usó en salta el 13 de febrero de 1813, en las riberas del río que hoy se conoce como del Juramento, por haber repetido la ceremonia ese día. No se conserva ninguna de estas banderas. El historiador Dardo Corvalán Mendilaharzu dijo “es de suponer que era celeste y blanca” y Ricardo Rojas estimó que pudo ser “blanca con las armas de la Asamblea”. La más cercana referencia palpable de cómo pudo haber sido la bandera belgraniana, son las banderas recuperadas en Macha, que tienen diseños diferentes; aunque con los colores azul celeste y blanco; aunque la más completa tiene dos franjas blancas (superior e inferior) con una franja central azul celeste; todas horizontales, como hoy luce la Bandera de Tucumán, la provincia de la independencia argentina y en la que Belgrano enfrentó victorioso a los españoles un 24 de septiembre de 1812. |
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